martes, 17 de julio de 2012

A soñar que mañana hay que despertar

Cuando empecé a estudiar Comunicación Social pensé que tenía que ser muy seria y analítica, en gran medida es lo que he venido aprendiendo, además de ser más crítica y sensible a todo lo que me rodea.

Con el tiempo empecé a divertirme mucho más con lo que aprendía y hacía hasta que después de varias conversaciones con compañeros que estudiaban otras disciplinas me pregunté ¿por qué?

Encontré la respuesta en la imaginación y la creatividad; imaginar, soñar, visualizar y finalmente crear mundos posibles, es una tarea que permite explorar y aventurarse a hacer cosas fuera de un estándar particular.

La Comunicación actual nos sitúa en un panorama amplio repleto de herramientas que esperan ser usadas y aplicadas a entornos específicos.

Ese es el desafío que la Web nos pone como comunicadores para pensar y contar diferente; el autoaprendizaje por medio de tutoriales y la conformación de equipos diversos con el fin de aprovechar al máximo las habilidades individuales de cada integrante, el conocimiento colaborativo, la mezcla de técnicas para narrar, las nuevas formas de concebir el espacio, ya nos muestran una visión del mundo diferente donde cada persona no es una pieza estática sino que es parte de un sueño, de un cambio.

La creatividad nos permite poner a funcionar lo anterior, pero no hay que resignarse cuando nos dicen que es un talento innato. La creatividad se construye y se alimenta de las necesidades, es una solución feliz a los problemas.

Para concluir con el discurso inicial, puedo decir que gracias a la Comunicación encontré un mundo lleno de problemas que necesitan ser vistos, que requieren ser analizados, interpretados, criticados, contados y por qué no, solucionados, pero no de cualquier forma sino al estilo de la imaginación, sin límites pero con propósitos.

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