viernes, 9 de enero de 2015

Contaminación del río Medellín es un problema social

En la actualidad sólo  20% de las aguas residuales que van al río Medellín reciben tratamiento. Se espera que a 2015 esta cifra aumente a 95%. El reto es mayor: que las personas aprendan a valorar el recurso hídrico.


Desde la estación Acevedo del Metro de Medellín se pueden ver las largas tuberías de las casas que vierten las aguas residuales domésticas  directamente al río. También en algunas de las 1.200 quebradas que desembocan en el río se pueden encontrar variedad de elementos domésticos: colchones, botellas y hasta animales muertos.

El río Aburrá - Medellín, o simplemente río Medellín como es conocido popularmente, se ha convertido desde hace algunos años en el lugar donde las personas se deshacen de lo que no les sirve. Esto, sumado a la extracción de material y los vertimientos industriales, son las principales causas de la contaminación del afluente.

Según el último reporte del Área Metropolitana del Valle de Aburrá la calidad del agua del río Aburrá - Medellín en el primer semestre de 2014 estuvo entre aceptable y mala.  La zona más crítica es el norte del Valle de Aburrá después de la descarga de los interceptores en el sector de Moravia hasta Ancón Norte donde se acumula todo el impacto que ha recibido el río durante su recorrido.

“En esta zona se encuentran mucho anélidos, organismos acuáticos que son indicadores de aguas contaminadas. Estos revelan que hay contaminación orgánica, que hay aguas residuales domésticas", afirma Lina Claudia Giraldo Buitrago, coordinadora de RedRío, proyecto  que monitorea  la calidad del río desde 2003 y que se desarrolla en convenio entre el Área Metropolitana del Valle de Aburrá y la Universidad de Antioquia.

Según la coordinadora de esta red, el bajo avance en el plan de saneamiento y manejo de vertimientos  en esa zona ha influido en la mala calidad del agua.a A la fecha, gran parte de las aguas residuales del sur del Valle de Aburrá van a la planta de tratamiento de San Fernando, mientras que en el norte, las aguas residuales son vertidas directamente a los cuerpos de agua sin ningún tratamiento.

Las mejores condiciones  de calidad se encuentran en el nacimiento del río en Caldas, pero a medida que avanza el recorrido el agua se va deteriorando con el  incremento de la población asentada en su área de influencia que no está conectada al sistema de alcantarillado público.

La problemática de la contaminación no es actual, desde 2010 la tendencia ha sido la misma: entre regular y mala, según el ICACOSU, índice de calidad que mide la calidad del agua en la escala de buena, aceptable, regular,mala y muy mala.

Una solución


Contrario a otras ciudades de Colombia como Cali y Bogotá, donde sus principales ríos se encuentran alejados de la dinámica de la población, en Medellín el río atraviesa toda la ciudad y forma parte de la vida de más de 3 millones 500 mil personas que la habitan.

Por eso su estado ha sido siempre un tema de debate. Empresas Públicas de Medellín (EPM) ejecuta  un programa de saneamiento del río que incluye recolección, transporte, tratamiento y disposición final de las aguas residuales descargadas al sistema público de alcantarillado.

“Hoy solo tenemos la planta San Fernando que opera desde 2000, pero en septiembre de 2015 estará construida la segunda planta de tratamiento en Bello. Hoy tratamos aproximadamente un 20% de las aguas residuales y con Bello esa cifra va a subir a un 95%”, afirma Carlos Quijano, gerente de Gestión Aguas Residuales de EPM.

El proyecto, cercano a los 500 millones de dólares, es casi cuatro veces la planta de tratamiento de San Fernando  en cuanto a capacidad de manejo de contaminación. Además, según el ingeniero se plantean otras plantas más pequeñas o que estarán en Barbosa y Girardota para 2023.

Aún así, para  Quijano la recuperación del río no sólo depende de esta entidad. “El río tiene muchos usuarios y sin lugar a dudas el principal somos nosotros porque manejamos el alcantarillado, pero no es solamente lo que haga EPM, si queremos ver un rio mucho más amable de lo que vemos hoy. Necesitamos un actuar más fuerte de la autoridad ambiental”.

EPM ha tenido, por ejemplo, dificultades con algunas industrias que descargan compuestos que pueden afectar las tuberías que conducen las aguas residuales o incluso el tratamiento de la planta.

“Hay una industria que a pesar de que ya construyó un sistema para controlar el PH, (nivel de acidez del agua) no lo están operando bien y a veces nos llegan aguas con un PH muy alto. Los procesos que nosotros tenemos en la planta son biológicos,
y un agua con un PH muy alto nos afecta el proceso y hace que las eficiencias de remoción no sean tan buenas como quisiéramos”, advierte Quijano.

Por su parte, Buitrago comenta que para que el río esté en mejores condiciones de calidad no basta con el saneamiento ni el monitoreo constante del recurso, se necesita educación. “La comunidad le da un mal uso a los residuos sólidos y un buen tratamiento de estos y conciencia ambiental frente al río es indispensable para su recuperación”, anota.

Actualmente, el Área Metropolitana como autoridad ambiental del Valle de Aburrá tiene tres proyectos para el cuidado y uso del recurso hídrico por parte de la industria y la comunidad.

  • Reuso de aguas de procesos que hace  evaluación técnica y económica de tecnologías para reuso de aguas de procesos en industrias de los sectores como el de alimentos y textil.
  • Módulos de consumo de agua y factores de vertimientos para sectores Industriales que busca conocer los valores típicos o consumos base de agua para la producción industrial o la prestación de servicios.
  • Programa de sensibilización y promoción del uso racional y eficiente del agua en el cual a través de promotores sociales instruye a algunos barrios de los municipios que conforman el Área Metropolitana sobre las formas de usar racionalmente el recurso hídrico.

Las acciones necesarios para recuperar el río son claras: planes de saneamiento, cobertura total de las personas al sistema alcantarillado público y sanciones que limiten a las industrias en los vertimientos.

Sin embargo, crear un cultura de cuidado por la naturaleza y en especial por el agua, el principal recurso que necesitan los humanos para subsistir, va a ser una tarea de largo aliento que implica para la sociedad una alta inversión en educación.

RedRío: el proyecto que monitorea la calidad del agua



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La información sobre la calidad del agua en el Valle de Aburrá la tiene RedRío, un proyecto ejecutado en convenio entre el Área Metropolitana del Valle de Aburrá y la Universidad de Antioquia, y en el que  participan también la Universidad Nacional de Colombia sede Medellín, Universidad de Medellín y Universidad Pontificia Bolivariana.


Esta red se encarga desde el 2003 del monitoreo de la cantidad y calidad de agua superficial del río Aburrá – Medellín, y el control y seguimiento a las aguas subterráneas.


El monitoreo se hace en 12 estaciones sobre el río desde su nacimiento en San Miguel (municipio de Caldas) hasta su confluencia con río Grande en Puente Gabino (municipio de Santo Domingo) y en las principales quebradas afluentes.


Una jornada de monitoreo empieza a las 3:30 a.m. y cuenta con un equipo de más de 30 personas entre ingenieros vinculados al proyecto, estudiantes en práctica y estudiantes auxiliares. Durante todo el día el equipo observa y toma muestras para ver cómo cambia la calidad del agua en las diferentes estaciones.


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Para evaluar la calidad del recurso se toman muestras de agua siguiendo la metodología del IDEAM, las cuales son llevadas a laboratorios acreditados para su análisis; también se hacen mediciones en campo empleando equipos portátiles que miden pH, conductividad eléctrica, temperatura, oxígeno disuelto, entre otros; y se toman muestras biológicas (algas y macroinvertebrados).


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Actualmente la Red de Monitoreo se encuentra en la quinta fase y entre los proyectos futuros tiene planeado para el 2015 avanzar en el Plan de Manejo Ambiental del Acuífero (aguas subterráneas) y realizar campañas de sensibilización y educación con la comunidad.

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