Medellín, entre tus montañas no queda rastro de gente
Las voces de la política fragmentada se quedó en el oído Invisible de tu recuerdo.
Sos una ciudad cubierta de satín importado y lana al mismo tiempo
De multitudes fue de la identidad cuando llegaron a fotografiarte.
Vos llenaste de poses el encuadre finito
Con sombreros de alta costura y sangre manchaste la historia que el lente Panorámico no logró captar.
Memoria perfecta, realidad armada por hileras y filas
Escuadrones de gente esperando el rayo de sol que inmortaliza vidas en negativo.
Vos que fuiste Blanco y negro y a veces blanco o negro
Vos que quedaste oculta bajo los rostros de quién llevaban satín en sus pañuelos.
Medellín de curas y procesiones, de prensa, del pueblo y de nadie.
Medellín de los años 30, en vez de cielo un ojo de vidrio que captó el todo de un protocolo incesante y una rutina diaria.
Obando te robó el color a vos Medellín pero no te preocupés te dejó la memoria.
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