Un cajón con cuatro pisos tenía para él solo
Subía al uno y al dos, al tres y al cuatro todos los días
En los cajones había ropa
Ropa de teresa, perfumes de Teresa y desorden de Teresa
Pero al gusano no le importaba
Eran sus cuatro cajones.
Un día Teresa sacó todo y vendió el cajón
Y aunque le tomó tiempo acostumbrarse
A otra ropa, otro perfume y otro tipo de orden
El cajón seguía teniendo uno, dos y tres y cuatro pisos para
él sólo
Un día al gusano le partieron la patica
Con un movimiento brusco del cajón
Y sin pensarlo cinco veces partió de allí
Y nunca más volvió a ser el gusano del cajón
Ahora sólo era gusano.
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